Jose no deja de hablar mientras mira la pared y le da vueltas al anillo en su dedo índice. Detrás del diván, su terapeuta va tomando notas. Cada semana, desde las PASO, los mismos temas vuelven una y otra vez.
No es algo que pueda describir con una imagen, porque, claro, ¿cómo podrían verse los derechos? ¿Qué forma tienen, de qué colores son? Es como que… pienso en el boleto, en el precio de las cosas, en ir a votar, en la universidad. Erica, ¡todo lo que hago por cuidar el ambiente y cómo trato a las personas todos los días! Toda esa energía parece que no va a ningún lado. ¿Me entendés?.
“¿Qué si te entiendo? ¡Te re entiendo!” piensa Erica. Mientras anota en su cuaderno: boleto, universidad, precios. Este último está subrayado varias veces, a ella también le angustia y necesita ajustar el valor de la sesión.
No puedo dormir pensando en las elecciones. Siento que mis derechos son como arena entre mis dedos. Se me escurren, los veo volátiles. Los veo alejarse. Mis derechos se van, se van… ¡NECESITO HACER ALGO!
La puerta del consultorio se abre de golpe y aparece la paciente del turno que sigue.
—Yo también siento que mis derechos desaparecen. ¡Y no estoy sola!
La mujer se corre de la puerta y deja ver el pasillo del consultorio. Su novio está atrás todo enrojecido por la vergüenza, sabe que lo mejor sería pedir disculpas por interrumpir la sesión, irse y nunca más volver, pero no es habitual que se presente la oportunidad de hacer terapia gratis. “¡Yo también!” confiesa.
La sala de espera se convirtió en una sesión de terapia grupal espontánea.
“Entiendo el enojo y la preocupación por los precios, el futuro de la educación pública y muchos otros derechos.”- Dice Erica tratando de contener la situación. “Pero no nos estamos enfocando en lo importante.”
“Disculpen que interrumpa” Dice un un señor asomándose por la ventana. “iba caminando a dar clase y escuché una pregunta, para mí, filosófica.” Continúa el señor con total normalidad, como si su aparición fuese una toma en una publicidad de cerveza. “Déjenme reponer: Los derechos son instrumentos que permiten la plena autorrealización de las personas: la tuya y la de tu psicóloga, responde. Argentina tuvo períodos de luchas históricas por los derechos, no podemos frustrarnos ahora. Cuando no se defienden los DDHH pasan cosas terribles”
“Pará, no estamos en eso.” Interrumpe la paciente del turno siguiente. “Ustedes tienen derechos hace tiempo, nosotres hace solo 10 años!. La ley de identidad de género recién se aprobó en 2012, antes de eso yo no tenía ni DNI.“
La terapeuta está perpleja, Jose ya no caza ninguna. La paciente, su novio, el profesor, todes en la misma. En la vereda hay una mujer que no para de hacer señas para llamar la atención de Jose. “Che ¿me escuchás? te estoy hablando,”
“¿A mí me hablás?”, le pregunta desde la ventana.
“Sí, a vos”. La señora vestía calzas de colores, como en ese video de Miranda! con Chano de Tan Biónica. Venía de una clase de zumba. “A vos, que tomás clases de filosofía en terapia. A mí me pasa lo mismo, ya ni sé si voy a poder jubilarme y acá me tenés. En la plaza”.
Junto a ella había otras mujeres con calzas de colores prestaban atención a la conversación. “Yo me acuerdo cuando tuve mis primeras vacaciones pagas”, dice una nostálgica. “¡y yo cuando pudimos comprar la casa! Ahora ya ni alquilar se puede” acata otra.
—¿Qué hago entonces? Mis derechos siguen allá lejos, cada vez más chiquititos, ya casi que ni los veo. Se pregunta Jose, ya entregado a la situación.
En la esquina hay un pibe que limpia los parabrisas en el semáforo.
—Defenderlos, amigo, dice — “¿Qué más podemos hacer?”.
Defender derechos es cuidarnos. Hoy más que nunca siempre en defensa de los derechos humanos.
Defender nuestros derechos es cuidarnos” es una campaña impulsada por Impacto Digital, con el objetivo de seguir posicionando los derechos humanos en la agenda y visibilizar el entramado de organizaciones y causas vinculados a su protección y promoción.