¿Te imaginás un país sin filas ni trámites innecesarios, dónde pudiésemos pagar impuestos, hacer transferencias y emitir facturas con un usuario único y desde el celular?
Esto ya está pasando, pero ¿es posible en Argentina? ¿Es seguro? ¿Para qué serviría además de eficientizar los tiempos? En esta 10# edición te comparto algunos datos sobre como pensar un gobierno (más) digital.
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Gobierno de plataformas (o ciudades)
El término de “Gobierno de plataforma” (o GaaP, por Government as a Platform) es una metáfora que empezó a usar Tim O’Reilly para crear un marco digital que le permita a los gobiernos intercambiar información, software y servicios. Su idea era que cada gobierno pueda crear infraestructura central y establecer estándares y protocolos para que cada área del gobierno (o incluso la sociedad civil y el sector privado) pueda innovar, desarrollar sus propias apps e incorporarlas a esta “autopista central”.
Lo bueno de este enfoque es que le da autonomía a cada departamento gubernamental (o a organizaciones fuera del gobierno) pero garantiza ciertos estándares de seguridad, calidad y experiencia de usuarie.
Estonia, el rockstar de los gobiernos digitales
Estonia se independizó de la Unión Soviética en 1992, unos años después empezó su estrategia de e-government y en tres décadas se ganó la marca del gobierno más digital del mundo (según este estudio están octavos, pero doble mérito por sus relaciones públicas).
La plataforma digital del gobierno de Estonia tiene tres capas:
- La de servicios digitales. El 99% de los trámites se puede hacer online (lo único que no podés es casarte o separarte), casi todos a través de eesti.ee.
- Un usuario único (eID) para cada persona, que te permite acceder a todos los servicios públicos.
- Una capa de registro e intercambio de información que se llama X-Road, que le permite a las distintas áreas del gobierno acceder a otros registros públicos
Comparemos a Estonia, con lo que está haciendo Argentina en cada una de estas “capas”.
Servicios públicos
Cuando Argentina creó miArgentina se convirtió en uno de los primeros gobiernos del mundo en emitir una licencia de conducir digital. Además, la app te permite crearte un usuario a través de escanear tu DNI y tus datos biométricos.
MiArgentina ya tiene varios servicios incorporados, así que diez de diez. Pero eso contrasta muchísimo con la horrible experiencia de tener que pagar tus impuestos.
Si sos monotributista como yo, conocés lo laberíntica y antintuitiva que es la página de AFIP (al punto de que tienen una sección llena de PDFs sobre cómo usarla).
Pero eso no se compara con lo que son algunos servicios tributarios provinciales. ¡La página de ARBA parece diseñada por el mismísimo Voldemort!
En vez de mejorar los servicios públicos digitales de a uno, Argentina podría adoptar un enfoque de plataforma para crear esta infraestructura central, crear estándares y protocolos para todos los servicios públicos y subir la vara de todos al mismo tiempo (otro día podemos hablar de por qué estaría bueno hacerlo open source).
Por ejemplo, Estonia tiene más de 800 servicios públicos, y para simplificar la experiencia de usuarie, casi todos se acceden a través de eesti.ee. El gobierno central mantiene los protocolos y estándares generales, además de la infraestructura central, mientras que cada agencia, ministerio u organismo gubernamental se ocupa de mantener y actualizar cada servicio.
Usuario Digital
Por supuesto, para acceder a un servicio público siempre se necesita un usuario. Así como tu usuario de Mercado Libre también te sirve para usar Mercado Pago (es decir, más de un servicio), el usuario digital de Estonia (eID) te permite acceder a absolutamente todos los servicios públicos del país: no importa el nivel de gobierno. El sistema fue tan exitoso que muchos bancos privados lo adoptaron, porque lo consideraban más seguro que sus propios sistemas.
Pero esto ¿es posible en Argentina?
La realidad es que el RENAPER ya tiene los datos biométricos de (prácticamente) todas las personas. De hecho, en Twitter se viralizó la historia de una mujer a la que se “le mezclaron los mellizos”, y tuvo que ir a tomarle las huellas para saber cuál era cuál.
Los datos biométricos, junto a tu email, ya se usan como una forma de validación para acceder a algunos pocos servicios (como tu certificado COVID, tu DNI digital o tu licencia de conducir virtual).
En otras palabras, la infraestructura para un usuario digital ya existe. Lo que sigue no es un desafío menor: implica vincular todos los servicios públicos y para eso, es importante garantizar las medidas de seguridad respecto a la protección y privacidad de los datos.
Información personal
Hace unos años hice una changa para el Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires. En ese proceso hicimos caminos de usuario para las personas que trataban de acceder a algunos servicios sociales, y nos dimos cuenta de que a veces se le hacía hasta tres veces la misma entrevista de admisión a la misma persona.
Esto suele pasar en muchos niveles de gobierno: la falta de integración de bases de datos duplica muchísimos procesos y es una fuente de ineficiencia muy grande en los gobiernos. Peeeero, tener una base de datos centralizada también es inviable, así que lo que hay que lograr son buenas integraciones entre bases descentralizadas.
En Estonia (así como en muchos otros gobiernos del mundo) la información se almacena de manera descentralizada y cada persona usuaria es “dueña” de sus propios datos. Usan el sistema X-Road que vincula más de 1,700 servicios y 900 organizaciones públicas y privadas, registros y bases de datos. Dato, este sistema opera más de 500 millones de transacciones por año.
Uno de los principios de seguridad más importantes para la integración de bases de datos es la minimización de información que se comparte. Cuando los distintos servidores se conectan a través de APIs siempre es preferible hacer una pregunta que se pueda responder por sí o por no, antes que compartir el registro completo.
Por ejemplo: si el ministerio de transporte tiene que saber si vos sos beneficiario de un plan social para otorgarte un subsidio en la SUBE, puede “preguntarle” a desarrollo social si xx persona está en sus bases de datos, recibe determinado subsidio, o cualquier otro criterio que sea necesario, y recibir una respuesta automática.
Así se minimizan los riesgos de filtración de datos personales.
Algo muy innovador que implementó Estonia es que, al loguearte en el sistema, podés ver los detalles de quién accedió a tu información personal y con qué objetivo. Todos los accesos a bases de datos dejan una huella auditable. Esto es posible sólo gracias a la infraestructura central que ofrece el gobierno nacional.
Para cerrar: Confianza y consentimiento
Así como hablamos de las tres capas del gobierno digital de Estonia (servicios, ID/usuarie y datos), Tom Loosemore propuso crear una capa de “Confianza y Consentimiento”. En una democracia moderna los requerimientos técnicos para la protección de la privacidad son necesarios pero no suficientes: el consentimiento, la comprensión de los servicios y la confianza de la ciudadanía son esenciales.
Esta capa de supervisión institucional es fundamental. Implica involucrara organizaciones de la sociedad civil, el Congreso y otres actores independientes, en la supervisión del sistema, asegurándose de que todos los actores del ecosistema sigan las regulaciones. Además, es importante que contribuyan a garantizar que la ciudadanía entienda cómo sus datos están siendo utilizados y con qué fines.
Argentina está yendo en la dirección correcta para fortalecer un gobierno digital. Los servicios digitales mejoran y, de a poco, el gobierno atraviesa un proceso de transformación digital.
De todas las experiencias, miArgentina es quizás la que tenga más potencial para convertirse en una puerta de entrada a todos los servicios públicos digitales, con un sólo usuario y una sola puerta de entrada. Pero a partir de ahora los desafíos no van a ser esencialmente técnicos: se trata de rediseñar las instituciones públicas a las oportunidades del siglo XXI.
¡Gracias por llegar hasta acá!
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Te prometo que nos vemos en unas semanas.
Manu