En Argentina, la lucha por la equidad de género se encuentra en un terreno arduo y complejo, especialmente para las madres separadas.
Las estadísticas son alarmantes: 7 de cada 10 madres no reciben la cuota alimentaria que les corresponde. Este incumplimiento no solo es una falta legal, sino una violación a los derechos básicos de muchas mujeres y sus hijes.
Una deuda más allá de lo económico
El 54% de los viajes diarios que realizan las mujeres son en transporte público. De estos, el 50% son por motivos laborales o educativos, mientras que un 30% están dedicados a tareas de cuidado. Estas incluyen hacer las compras, llevar a los hijos e hijas a actividades extracurriculares, y visitas a centros de salud, entre otras.
En contraste, para los varones, los viajes relacionados con las tareas de cuidado representan sólo el 13% de sus desplazamientos totales. Esta disparidad revela cómo la carga de las responsabilidades domésticas y familiares recae desproporcionadamente sobre las mujeres.
¿Qué tipo de paternidad necesitamos?
Es crucial cambiar la narrativa: paternar es mucho más que ayudar de vez en cuando. Implica asumir una responsabilidad equitativa y constante en la crianza y el bienestar de les hijes. Pero sobre todo implica deconstruir la idea tradicional de masculinidad.
Hagamos un ejercicio: “Un padre y un hijo viajan en coche. Tienen un accidente grave, el padre muere y al hijo se lo llevan al hospital porque necesita una compleja operación de emergencia. Llaman a una eminencia médica, pero cuando llega y ve al paciente, dice: ‘No puedo operarlo, es mi hijo’. ¿Cómo se explica esto?” Este acertijo, tan simple como poderoso, revela cómo nuestras percepciones sobre el género están profundamente arraigadas.
La masculinidad, al igual que el género, no es un hecho biológico ni una esencia interior. Es un concepto relacional y moderno, construido a través de nuestras relaciones y prácticas sociales. La masculinidad hegemónica se impone como norma y produce expectativas sobre cómo deben comportarse los hombres. Sin embargo, se pueden pensar masculinidades que buscan deconstruir y promover una visión más igualitaria y diversa.
Los hombres deben ser parte activa en la solución de estas desigualdades, no sólo como un acto de justicia, sino como un paso necesario hacia una sociedad más equitativa y justa.
Un llamado a la acción
Es imperativo que las políticas públicas y las iniciativas comunitarias enfoquen esfuerzos en garantizar el cumplimiento de las cuotas alimentarias y en promover una cultura de paternidad responsable. Solo así podremos avanzar hacia una verdadera equidad de género y asegurar un futuro más justo para las próximas generaciones.
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